La falsa carta de López Mateos

El presidente López Obrador y su partido han presentado como auténtica una supuesta carta de López Mateos… pero es apócrifa.

Publicado en La Crónica el lunes 9 de mayo

El supuesto mensaje de Adolfo López Mateos sobre la nacionalización eléctrica que repiten Andrés Manuel López Obrador y los propagandistas de Morena, es falso.

   No existe evidencia documental de la carta, atribuida a ese presidente, sobre la nacionalización de 1960. Pueblo de México: Les devuelvo la energía eléctrica, que es de la exclusiva propiedad de la Nación, pero no se confíen porque en años futuros algunos malos mexicanos identificados con las peores causas del país intentarán por medios sutiles entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros, dice el texto. 

Esa retórica desentona con el estilo sobrio, muy institucional, que imponía López Mateos a sus discursos. No parece verosímil que dejase para el futuro una arenga así: “pueblo de México, los dispenso de toda obediencia a sus futuros gobernantes que pretendan entregar nuestros recursos energéticos a intereses ajenos a la nación”.

   Quienes las repiten como ciertas, aseguran que esas palabras las dijo López Mateos el día que formalizó la nacionalización de la industria eléctrica. De haber sido así, esas frases cargadas de vehemencia habrían destacado en la prensa de septiembre de 1960. 

   En las primeras planas de Excélsior, El Nacional y El Universal del 28 de septiembre de aquel año, no aparece una palabra de ese supuesto mensaje. El discurso que López Mateos (ALM) dijo el día anterior en el Zócalo es un llamado para aprovechar la energía eléctrica en beneficio de la industrialización e impedir que fuese contaminada por la corrupción.

   La pretendida carta tampoco es mencionada en la revista Política, que había nacido en mayo de 1960.

   Tampoco aparece en Los presidentes de México ante la nación, la enorme compilación que editó en 1966 la Cámara de Diputados con los documentos y alocuciones más relevantes de cada titular del Ejecutivo Federal.

   No hay una sola referencia a ese documento en Adolfo López Mateos. Una vida dedicada a la política, que coordinó Rogelio Hernández Rodríguez para El Colegio de México. Tampoco en La presidencia imperial de Enrique Krauze, que dedica un amplio capítulo a ALM. Ni en El desarrollo estabilizador: reflexiones sobre una época de Antonio Ortiz Mena, que fue secretario de Hacienda en ese gobierno.

   La profesora Soledad Loaeza, estudiosa del sexenio de ALM, publicó el 26 de abril en el sitio de Nexos: “Es difícil creer que escribiera un texto cuyo objetivo es con toda claridad realzar una fractura real o ficticia entre los mexicanos”.

   El presidente López Obrador ha leído en público esa carta, aunque él mismo expresó reservas sobre su autenticidad. En su libro A la mitad del camino (2021) reproduce un fragmento diciendo: “real o imaginario, el documento es una joya” (p. 21). El problema es que esa joya falsificada, el presidente la muestra como auténtica.

   Con razón, el escritor Fernando García Ramírez considera: “todo apunta a que la supuesta ‘carta’ es falsa. Que López Obrador persigue a la oposición a partir de un documento apócrifo” (El Financiero, 2 de mayo).

   El historiador Harim B. Gutiérrez, de la UAM Xochimilco, mostró en un hilo de Twitter diversas fuentes que no mencionan esa carta y concluyó: “El estilo con el que el documento está escrito no corresponde con el que usaba el presidente López Mateos…Tampoco encaja en las políticas o la conducta general de ALM o su gobierno”.

   Quizá el primero el denunciar la falsedad de esa carta fue el diseñador Cuauhtémoc Conteras García, el 20 de mayo de 2020 en su blog “Notas para el fin del mundo”. En un texto que reprodujo la revista etcétera, escribió que la carta apócrifa la inventó Gabriela Rodríguez, militante de Morena, en un artículo de La Jornada. Lo que hizo esa funcionaria fue tomar dicha carta del libro Adolfo López Mateos. Una nueva historia (Planeta, 2013, 216 pp.) de Emilio Arellano.

   Allí está el origen de la mitificada carta. Arellano dice que es descendiente de López Mateos y relata en su libro episodios de la vida del ex presidente, aparentemente recordados por familiares suyos, pero no contiene una sola fuente documental. En varios pasajes el autor narra lo que pensaba López Mateos de algún asunto, sin explicar cómo llegó a esa capacidad de clarividencia.

   En la página 167, Arellano transcribe el discutido texto diciendo que se trata de “las palabras de Adolfo López Mateos, cuando el 27 de septiembre de 1960, al nacionalizar la industria eléctrica, en la plaza principal de la Ciudad de México se dirigió al pueblo en los siguientes términos, tan impactantes como vigentes”. 

   Quise consultarle al señor Arellano la fuente de ese documento pero no conseguí localizarlo a través de su editorial. En cambio sí lo halló el reportero Jon Martín Cullell (El País, 2 de mayo). Arellano asegura que en casa de la hija de ALM, guardada en una cartera con otros objetos, encontró “una hoja suelta que parecía arrancada de una libreta”. Era “un borrador con ideas, más que otra cosa” dice, y asegura que simplemente lo transcribió, sin conservar fotografía ni copia de ese texto.

   Arellano no presenta esa pretendida carta como si fueran notas, sino como el discurso en el Zócalo. Para darle verosimilitud escribió en su libro que un ayudante de ALM, Gabriel Castillo, lo escuchó “en sus deliberaciones patrióticas”. A Cullell, le contó que al encontrar “esa hojita” estaba con Castillo, quien “me dijo que el expresidente se paró en el Zócalo y se puso a leer la hojita”.

   El reportero de El País hizo bien su trabajo y buscó a Castillo. Ese ex colaborador de ALM “no recuerda haber estado presente en la visita de Arellano a la casa de los López Mateos ni tampoco haber visto la hoja que encontró el autor”.

   Así que la supuesta carta de López Mateos es una falsedad. No la inventaron los propagandistas de la llamada 4T, pero la han propalado de manera precipitada e irresponsable porque encaja con la persecución que sostienen contra quienes no respaldaron su fallida reforma eléctrica.

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