
Publicado en La Crónica el lunes 18 de julio
Los gobernantes populistas por lo general son desmañados y necios, destacan más por sus desplantes de estridencia y demagogia que por su habilidad para resolver asuntos públicos. A esos líderes los distingue su capacidad para mantener la adhesión de sus seguidores, a pesar de los insuficientes resultados de sus gobiernos.
¿Qué pasaría si en vez de esos populistas ineptos en el gobierno, aunque de imagen sobresaliente, hubiera gobernantes populistas con destreza técnica y capacidad para gobernar de manera menos excluyente? El otro día, en su programa de radio, Carlos Loret de Mola me planteó esa pregunta y recordó el texto del columnista político Janan Ganesh que el Financial Times publicó el martes 12 de julio. Allí se dice que después de la caída de Boris Johnson en el Reino Unido y si Jair Bosonaro pierde la reelección en Brasil, quizá “estemos viendo el final de la primera ola del populismo: el populismo como farsa”.
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