Imagen elaborada con ChatGPT.
Publicado en La Crónica el lunes 13 de mayo
La nueva cargada construye una imagen desmedida de la candidata de Morena. En donde hay un discurso ordinario, sin más mérito que la fidelidad, sus devotos encuentran una retórica transformadora. A las cansinas alabanzas al caudillo que la hizo candidata, la claque de Sheinbaum las considera argucias tácticas para mantener la adhesión de Palacio Nacional. Ante la perorata autoritaria, que copia letra por letra los designios antidemocráticos de López Obrador, hay adherentes de esa candidata que aplauden ignorantes de sus implicaciones y, otros más, que disimulan parapetados en el silencio de los indolentes.
Entre los partidarios de Claudia Sheinbaum hay ciudadanos convencidos del estilo patriarcal, que ha devenido en autocrático, del presidente López Obrador. Con fervor, pero a menudo más bien con temor, ese segmento de la población la respalda para no perder beneficios. Allí es donde tiene sus principales clientelas la extendida operación de Estado para favorecer a esa candidata.